Malherida y desorientada

Bajé las escaleras en el más absoluto silencio pero me quedé petrificada en cuando ví la silueta de Bianca moverse de un lado a otro.
Corrí hacía la cocina y cogí un vaso de zumo.
Velozmente me dirigí al filo de las escaleras para no causar ningún otro ruido que pudiera distraer a Bianca.
Ella estaba a pie de las escaleras, su cara reflejaba ira y odio, temí porque me hiciera daño.
Intenté esquivarla pero me empujó hasta que quedé totalmente pegada a la pared del salón, donde nadie ,excepto Edward, me escucharían.

¡Bella, cariño! Sonreí con malicia. ¿Sabes que me has echo quedar mal ante Charlie? Susurré muy bajo. Pero claro, eso a ti no te importa. ¿Donde has metido a tu vampiro? ¿Se ha ido volando por la ventana? Intenté sonreír pero mis fuerzas se iban haciendo añicos. Soporté las ganas de dejar salir mis sentimientos mediante lágrimas, no me serviría de nada.
Mantení a Bella contra la pared inmovilizada para que no pudiera hacer nada y esperé su excusa.

Él...él se fue hace tiempo.Mentí mientras observaba como se movía cada vez más hacía mí.
Me quedé completamente pegada a la pared, observando cada paso que daba Bianca.
Déjame irme Bianca.Le ordené mientras veía como sonreía con cierta maldad.
Me moví hacía las escaleras pero ella ya estaba ahí para impedirmelo, a veces se movía como un auténtico vampiro.

No. Gruñí.
Permanecí en silencio intentando relajarme. <<¿Había dicho que se había ido hace tiempo? ¿Me estaba intentando mentir a mi?>>
No podía más, mi paciencia tenía sus límites. Pensé en coger lo primero que viese y tirárselo a la cabeza pero en las escaleras no tenía nada a mano. Recordé mis clases de Taekwondo y apliqué toda mi fuerza en un rodillazo que fue directo a su estomago.
Ella se retorció de dolor hasta caer completamente al suelo. El vaso que sujetab salió disparado cayendo en la alfombra y manchándolo todo.

Caí al suelo y gemí de dolor.
Me acordaba que de niñas nos habíamos peleado, pero no me acordaba de su fuerza.
Me seguí retorciendo en el suelo mientrs ella se reía con cierta histeria en su voz.
Intenté reprimir los lamentos de dolor para no tener que volver a ponerle escusas a Charlie.
La miré con gesto de dolor y con las lágrimas en los ojos.
¿Como podía llegar a ser tan mala?.

¿Quieres que me vaya no? Murmuré con la mirada fija en su rostro.
Pues muy bien, me voy. Cogí una hoja y un bolígrafo y dejé una nota en la nevera para Charlie explicando que Bella me había echado de casa. La sujeté con un imán y lancé el bolígrafo al suelo. Cogí lo primero que vi, una botella de agua y unas barras de pan que había guardadas para mañana. Las metí en mi mochila y cogí una sabana que también metí dentro.
Me puse mi chaqueta de piel negra y la mochila y me dirigí hacia la puerta.
Adios, Isabella. Murmuré su nombre con desprecio y abrí la puerta.
Estaba diluviando. <<Perfecto, no hay nada mejor que una tormenta para poder dormir en la calle>> Pensé con ironía.
Crucé la carretera sin mirar si pasaba algún coche, tampoco me importaba. Cuandó llegué al otro lado, comencé a andar hacia el bosque sin buscar una dirección precisa. Solo quería huir del infierno que vivía en todos lados. Parecía que la mala suerte me perseguía.