Disculpas..

Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 22/03/2010

La sangre de animal no me saciaba, ni siquiera notaba como mi fuerza aumentaba como pasaba cuando bebía sangre humana.
No entendía como a Matt le llegaba a gustar una cosa como esta.
Mientras cazaba pude pensar. Aunque ahora era a mí al que la culpabilidad no dejaba vivir.
Era cierto que estaba muy preocupado por Alex y también por lo demás, porque no me fiaba en absoluto de Aisha, pero sabía que comportarme así con Alex no era justo.
Caminé hasta llegar a casa, mientras que observaba las nubes de tormenta del cielo.
Seguramente hoy llovería y sería perfecto, porque podríamos salir sin que notaran como nuestra piel era capaz de brillar a la luz del sol.
Subí pausadamente los escalones de la entrada, pensando una disculpa convincente, aunque lo único que se me venía a la mente era su rostro tan dolido por lo que yo le había dicho...
¿Hola?.Murmuré. Según estaba escuchando, ahora mismo no había nadie en la casa, nadie quitando a Elizabeth...
Pasaron unos minutos y no me moví de la entrada. Escuché unos pasos venir desde nuestra habitación, hasta el pasillo y luego pararse a dos metros de la escalera.
Bajó a paso humano, a ese paso que tan nervioso me ponía, porque era demasiado lento.
Lo siento, Alex, lo siento mucho. Soy un estúpido, un idiota, lo sé. Pero me preocupa que te hagan daño, cariño.
Me acerqué a ella lentamente, sonrió y me abrazó.
Yo también lo siento. Susurró ella entre mis brazos. Siento haberla invitado a casa. Sé que puede ser peligrosa y...
Confío en tus buenos presentimientos. Si tu dices que no nos hará daño, es que no nos lo hará.
Por lo menos su rostro ya no era el de antes. Al menos ahora sonreía. Confío en ti, ya lo sabes... Nos besamos durante unos minutos, me rodeó por el cuello y yo por la cintura, estábamos fuertemente abrazados, y no la pensaba soltar.
Le bese en el cuello y subí de nuevo hasta sus labios mientras la apoyaba con fuerza contra el respaldo del sofá. La seguí besando...
La puerta se abrió, Matt y Kimberly nos miraron, plantados en mitad de la entrada. Empezaron a reírse, nosotros nos unimos a sus risas.
Siempre aparecéis en el momento menos oportuno, chicos. Alex se retiró del sofá, mirando a su hermana, sonriendo.
Ellos cerraron la puerta y se sentaron con nosotros en el sofá.
¿Eran imaginacioens mías... o estaban muy pegados?. Alexandra me miró a los ojos, sonriendo, cuando se sentó sobre mi regazo. Parecía que ella también se había dado cuenta. Ella seguramente se lo preguntaría más tarde a Kimberly y después me lo diría a mí.
Qué fácil era enterarse de todo en esta casa. Matt puso la televisión y al cabo de unos minutos la puerta se volvió a abrir de nuevo.
Aisha entraba con un maleta en la mano y sonriendonos a todos...

Llegué a mi coche, lo arranqué y fui hacía donde se supondría que me quedaría por unos meses... o días.
Recapacité de camino hacía alli. ¿Habría hecho bien en aceptar la invitación? Bueno ya era demasiado tarde para decir que no, así que no me quedaba otro remedio.
La casa estaba bastante alejada para ir en coche, así que tarde más de lo que había previsto. Cuando volví a la casa, silenciosa y casi sin vida, bajé del coche, cogí las maletas en la mano y subí los escalones.
Todos me miraban, no hice caso a sus miradas y subí las maletas a mi habitación. Cuando volví a bajar, estaban hablando alegremente.
Alexandra me dijo que me sentase con ellos y me preguntó porqué había tardado tanto.
El coche estaba bastante lejos de aquí y no podía cargar con todas las maletas, en medio de la carretera, con una sola mano... ¿Sería demasiado extraño para un humano, no?. Ellos asintieron en respuesta.
Notaba la tensión del ambiente, que trataban de ocultar.
Pero Alexandra volvió a hablar, para romper el incómodo silencio, y me concentré en su pregunta en vez de curiosear en sus mentes...
Si os parece bien... ¿Por qué no vamos a casa de Alice y Jasper y le presentamos a Aisha? Todos la mirámos, incluída yo. Si no confiaban en mí, y notaba que no lo hacían, ¿Para que querían presentarme a nadie más? ¿Sería eso una trampa?...

En cierto modo, Justin tenía razón, siempre andaban interrumpiéndonos en la mejor parte. Sonreí tras ese último pensamiento.
Justin me dió la mano y me condujo hasta el sofá, Matt y Kimberly hicieron lo mismo.
Pero... no se comportaban igual. Algo había cambiado entre ellos y se lo tendría que preguntar más tarde.
¿Sería ,de una vez, feliz Kimberly con él y nos dejaran a nosotros tranquilos? Estaba deseando preguntarselo, pero cuando abrí la boca para hablar, la puerta se abrió y tras ella Aisha entró con sus maletas.
Miré a cada uno, diciendoles con la mirada que se comportaran como si no hubiese ocurrido nada. Así lo hiceron. Para cuando Aisha bajó otra vez, nosotros charlábamos animadamente.
Quise romper el silencio, más de dos veces, pero no se me ocurría nada y cada vez me ponía más nerviosa, porque notaba como Aisha podía saber cuales eran mis pensamientos. ¿Qué clase de don tendría, que creaba ilusiones y leía los pensamientos?.
En ese momento Aisha me miró y me sonrío inocentemente, como si hubiera escuchado a la perfección mi pregunta mental.
Entonces se me ocurrió una idea, la mejor desde hacía unas horas, y la dije en voz alta.
Alice y Jasper tenían una conversación pendiente con nosotros y así de paso también podíamos presentarles a Aisha.
Ella se levantó y se dirigió a la puerta tras decirnos que estaría encantada de conocer a más vampiros.
¿Quieres que también se los cargue a ellos o qué? No creo que sea muy buena idea, Alex. Susurró Matt hacía mí, para que Aisha no se enterase de nada mientras se levantaba del sofá.
No, no es eso. Si tiene pensado atacarnos, seremos más y acabaremos fácilmente con ella. ¿No os parece?.
Pues claro, es una buena idea. Es poderosa y creo que no podemos con ella, tiene un don increíble y ...
Olvidas que yo puedo anular el don que sea, al vampiro que sea. Matt miró a Justin. Él tenía razón, pero Justin ya había pensado en algo que Matt no podía hacer contra ella.
Cuando veas como Kimberly muere a centímetros de tí, dime si eres capaz de quitarle su don o no. Matt le miró, sin saber que decir. Yo observé a Justin, seguramente Aisha le enseñó mi propia muerte cuando estábamos en el bosque. Igual que había hecho conmigo.
Instintivamente cogí su mano y él me rodeó por la cintura mientras salíamos de casa, dando por terminada la discusión de quién sería el mejor para matar a Aisha.
Corrimos por el bosque sin soltarnos de la mano, seguidos por Aisha, Matt y Kimberly, hasta que llegamos a la bonita casa de Alice y Jasper, que en estos momentos parecía vacía...