Mañana, un gran día

Subí lentamente las escaleras y me dirigí hacía el baño.
Me lavé los dientes y me duché, metí la ropa sucia en el cesto de la lavadora y me encaminé de nuevo a mi cuarto.
Me senté en la cama y me fijé en un trozo de papel con algo escrito, seguramente Edward me había dejado una nota.
La leí y la puse en el escritorio. No tenía nada que hacer, así que encendí el ordenador y contesté a los cinco mensajes que me había escrito mi madre. Le conté los acontecimientos ocuridos en el día de hoy y también lo que había hecho Charlie. Mientrastanto busqué en el escritorio mi viejo reproductor de música, me coloqué los cascos y empecé a tararear mi canción preferida.

Cantidad de envíos : 335 Fecha de inscripción : 30/06/2009

Trepé hasta su ventana, quedándome escondido en una esquina de la pared exterior.
Tss, Tss... Siseé desde fuera. Ella se asomó y mientras tanto yo entré. Bella susurró mi nombre por la ventana,pero ella no sabía que yo ya estaba dentro, justo detrás suyo.
¿Si? Pregunté divertido.

Se me escapó un pequeño grito, esperamos en silencio algún sintoma de que Charlie se hubiese despertado. Sus ronquidos no se alteraron pese a que yo había gritado:
-No me des esos sustos.Murmuré tirando el reproductor de música al escritorio.
Me acerqué un paso hacía él mientras observaba como se reía ,en silencio, de mí.

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Yo no he echo nada. Me reí. Me has llamado y he venido. Puse cara angelical.
Me encaminé hacia su escritorio y cogí el reproductor de música.
¿Que escuchabas? Le pregunté con curiosidad.
Clavé mi mirada en ella y se ruborizó. Sonreí, me encantaba esa reacción a mí.
Rocé con mis manos su rostro, acariciando sus mejillas y sus labios mientras esperaba su respuesta.

Guardé el reproductor de Cd´s y apagué el ordenador.
Esa pregunta me cogió desprevenida, normalmente solo escuchaba música cuando no tenía nada que hacer o simplemente para relajarme:
-Es un regalo de Phil, me pidió que lo escuchase.Admití.
No me pude contener.
Me puse de puntillas y rocé sus labios fríos contra los los míos.

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Su reacción me pilló totalmente desprevenido. Nunca sabía como iba a reaccionar eso me gustaba, aunque por otro lado me hacia estar en guardia siempre.
Comencé a besarla cuidadosamente como hacíamos siempre, aunque su pasión me disolvía todos los planes ya que comenzaba a hacerme caricias y a cogerme del pelo y no podía dejar que llegara a tanto. Cada roce me hacia que me costara más pensar y eso no lo podía permitir. Con cuidado agarré su manos y la separé un poco para poder pensar con lógica.
Ella me miró entristecida. Creo que ella aveces pensaba que podía debilitar mis barreras y conseguir que no la parara. Suspiré.
<<Ojalá fuese humano.>> Pensé.

-No me pienso disculpar.Sonreí.
Me dí la vuelta y solté la gomilla que me sujetaba el pelo.
Caí en la cuenta de que todavía había una pregunta por hacerle. Pensé en el mejor modo para hacercela:
-Edward...¿Que ha pasado esta tarde en el claro? Y no me digas que no pasó nada.Dije mientras me sentaba al filo de la cama.
Fue la mejor forma que se me ocurrió para preguntarselo, aunque no era la más correcta.

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Muy lista. Sonreí. No se te escapa nada.
En realidad... Comencé. No es nada importante, simplemente ahí unos vampiros rondando por la zona pero tu estas a salvo, tranquila. Le dije mientras me sentaba a su lado y le acariciaba el pelo.
Muchas veces vienen vampiros por la zona, no es nada extraño. Ella se quedó pensativa y yo añadí:
Te saqué del claro porque quería protegerte, solo por si acaso. Clavé mi mirada en la suya y esperé a que por una vez saliera corriendo asustada.

-Claro, nada importante.Musité mientras apoyaba la cabeza en su hombro de granito.
De modo que los vampiros se podían ocutar entre los humanos y nadie se daba cuenta.
Un escalofrío me recorrió la espalda, a mi me protegían, Pero ¿Y a los demás habitantes de Forks? Eran inocentes al igual que yo.
Me encogí al lado de Edward.

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No te va a pasar nada. Toda mi familia te protegerá. Le susurré para tranquilizarla al ver como se encogía.
Él único peligro que hay cerca de ti, soy yo. Me reí. Cada vez me tientas más y eso es un peligro. ¿Intentas ponerme a prueva? ¿O intentas tentar tu suerte? Le dije con curiosidad mientras besaba su cuello dulcemente.

-Intentó cambiar de tema pero yo estaba muy preocupada para hacerlo:
-Lo se, pero..¿Supongo que no serán como vosotros , verdad?.pregunté refiriendome a la dieta de los vampiros que visitaban Forks.
-Muy tranquilizador, pero...intento ponerte a prueba.Susurré con malicia mientras buscaba sus labios.

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No, no siguen nuestra dieta. Sonreí. Pero no te preocupes estas a salvo. Te lo prometo. Si alguien le tocara un pelo, lo mataría, así que no creo que nadie se atreva.
Mmm... ¿Y por que me quieres poner a prueba? Pregunté divertido, volviendo a cambiar de tema.
Señorita Swan, si no se porta bien tendré que comerla. Sonreí de forma traviesa. Era una idea muy tentadora pero nunca lo haría.

-Mmm...supongo...que para ver hasta donde eres capaz de llegar .Contesté la primera cosa que me vino a la mente.
-Eso me ha terminado de tranquilizar, que miedo. Bromeé mientras intentaba suprimir un bostezo.
Aunque tratase de no sacar el tema tenía muchas preguntas acercas de los visitantes, me preocupaban demasiado los habitantes de Forks ajenos a todo para dejar de pensar en ese tema.
¿Y si me quería proteger demasiado y le pasaba algo? No lo podría soportar...rechacé de inmediato ese pensamiento y lo miré horrorizada sin que se diera cuenta.

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¿Que es lo que va mal? Le pregunté dubitativo. Lo cierto es que no sabía a que venía esa cara de horror. No había dicho nada malo, ¿O si? Le eché una mirada curiosa esperando su respuesta.
Ella permaneció callada.
¿Bella? Le insistí horrorizado. Ahora era yo el que tenía miedo. ¿Que le pasaba?

No reaccioné cuando me llamó, solo pensé en la posibilidad de perderle, de no poder estar más con él.
Escondí mi rostro en su hombro, no quería volver a pensar en eso nunca más:
-No me pasa nada.Mentí aún con el rostro escondido entre sus brazos.
No lo levanté por miedo de encontrarme con su mirada apenada por no saber lo que me pasaba.

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Intenté intuir cual era el problema pero no se me ocurría nada. << No la presiones, si no te lo quiere decir déjala tranquila>> Pensé para mi mismo. Suspiré.
Te amo, Bella. Le susurré sonriendo. Tenerla a mi lado era un gusto que no se me podía olvidar y no pensaba perder ese tiempo en insistir sobre un tema del cual ella no quería hablar.
Besé su pelo mientras me venía su olor que tanto me abrumaba y a la vez me gustaba.
Deberías descansar, ¿No crees? Le propuse pensando en la hora que era.

Le abracé, siempre conseguía animarme un poco. Si esto también lo perdía...no se que sería de mí.
Aparté de mi mente ese pensamiento.
Le dí la razón en lo de descansar, me metí bajo las mantas y él se tumbó sobre ellas para que no me congelase al contacto con su piel.
Quería contarle porqué estaba triste, busqué la mejor forma de para hacerlo:
-No se que haría sin ti, Edward.Murmuré en respuesta de la pregunta que me había formulando antes.

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Bella tu ahora eres mi vida, ya te lo he dicho. No podría vivir sin ti, y no me pienso ir a ningún lado si no es contigo. La miré seriamente porque todo lo que decía era la pura realidad, No había mentido en nada. Así era como me sentía yo cuando estaba a su lado.
Me quedé pensativo intentando averiguar que era lo que me pretendía decir. Quería decirme algo pero no sabía por donde empezar.
Por favor, Bella. Dime lo que piensas. Le supliqué cansado de no averiguar nada por mi mismo.

Siempre me decía eso para consolarme, y siempre funcionaba.
Intentaba explicarle lo que rondaba por mi cabeza pero, como siempre, no encontré la mejor forma:
-Edward...si...si te pasa algo intentando protegerme...yo...No pude continuar la frase, ni tampoco mirarle cuando lo solté todo.
Hundí la cara en la almohada, no quería seguir hablando más de eso, porque lo único que conseguía era hacerme daño.

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Bella... Susurré mientras apartaba su rostro de la almohada y lo acercaba al mio.
Escúchame bien. Le dije acariciando suavemente su mejilla. ¿De verdad crees que alguien puede hacerme daño a mi? Deberías preocuparte por ti que solo eres... una frágil, aunque deliciosa, humana. Ella no quedó segura de lo que había dicho así que añadí:
¿Tu has estado viendo como corro? Soy el más rápido sin duda, no me atraparían en la vida. Dije sonriendo.
Así que el problema que tanto rondaba en la cabeza de Bella era ese. Estaba preocupada por mi.
La besé con cuidado para intentar tranquilizarla aunque no sabía si daría efecto.

-Esta bien, supongo que tienes razón.Admití.
Estaba bastante cansada y los párpados se me cerraban solos.
No quería dormir, solo deseaba hablar un poco más con él.
Solamente me daba tiempo a decirle algo más antes de quedarme profundamente dormida:
-Te amo.Susurré mientras caía en la dura inconsciencia.

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Y yo. Susurré, pero ella no me oyó. Pasé toda la noche oyendo hablar en sueños a Bella. Realmente era muy interesante. Me mencionaba varias veces decía que me tenía que proteger.<< ¿No debería ser al revés?>> Pensé.
Antes de que amaneciera fui a casa, Cogí una camisa blanca y unos pantalones y me cambié de ropa. Después volví a la habitación, por suerte Bella seguía durmiendo. Me volví a tumbar junto a ella, pero esta vez se despertó.
Buenos dias, Bella durmiente. Me reí. ¿Que has estado soñando?

Mi madre siempre me decía que hablaba en sueños pero cuando él me lo dijo estuve segura, no era una broma, hablaba en sueños:
Gemí.
-¿Qué has oído?.Pregunté intrigada.
Miré el despertador, Charlie se debería haber marchado a pescar muy temprano y ahora teníamos la casa para nosotros solos.

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Nada extremadamente extraño. Sonreí. Ya no hablas de tu madre. Murmuré intrigado de por que, y luego recordé que últimamente solo hablaba de mi.
Hablas de mi más que despierta. Me carcajeé.
Me incorporé, corrí hasta el armario y le traje un conjunto de ropa más deportivo para el partido, además le favorecía mucho. Toma. Le dije y se lo entregué.
Date prisa que nos vamos a perder un maravilloso partido. Me asomé a la ventana para ver que tiempo hacia. No llovía, tal como dijo Alice.

-Vale, esperame.Susurré mientras cogía el conjunto que él había elegido y me dirigía al baño.
Me cambié de ropa y me recogí el pelo con mi particular coleta.
Entré de nuevo en la habitación donde me esperaba todavía asomado a la ventana.
-Lista.Murmuré mientras hacia la cama y recogía un poco la habitación.