Advertencia

Esto no tenía sentido. Nada lo había tenido desde que me convirtieron, pero aún así seguiría con mi plan.
Nunca había cazado un animal demasiado grande. No estaba acostumbrada a los ciervos, y nunca los había cazado en toda mi existencia, ni tampoco los había visto. Ni siquiera en todos los países en los que había estado, pero aún asi tenía que intentar cazar algo.
El ciervo soltó un bufido. Yo lo observé tranquilamente. ¿Mi don no serviría de nada contra el ciervo, verdad?
Lentamente y sin alertarlo mucho, me acerqué despacio. El ciervo no se lo esperaba pero en menos de lo que duraba un latido de corazón ya estaba sobre su cuello. Bebí lo más rápido posible, me daba pena hacer sufrir a aquel inocente ciervo... pero de algo me tendría que alimentar, ¿No?.
Dejé su cuerpo sin vida ni movimiento apoyado en un árbol y me dispuse a darme la vuelta en dirección al pueblo, lo que sería mi nuevo hogar los próximos... 3 meses.
Algo me despistó. Me cogió desprevenida. No se por qué no lo intuí. Pero cuando me dí la vuelta cuatro vampiros con los ojos de un color escarlata, demasiado intensos, no había conocido a ningún vampiro con un color de ojos tan oscuros, me miraban con rivalidad. En sus ojos había algo quizás era la hostilidad con la que todos me miraban, desafiantes y llenos de sed. Pero había otra cosa más... eran diferentes.
Sus emociones no eran las normales de un vampiro que tomaba sangre humana... eran mucho más fuertes.
El vampiro más fuerte, moreno y muy alto, dió un paso al frente y enseñó los dientes, eso hizo que los demás también hiciesen lo mismo.
¿Qué peligro habían visto en mí? Quizás no se esperaban lo que iva a pasar a continuación, cuando toda la fuerza de mi don cayese sobre ellos.
Una vampira rubia, quizás la más baja de todos, se adelantó hacía mí y soltó un gruñido. No hice nada. Me quedé quieta, tal y como estaba.

Sabes, no te convendría nada hacer eso.Se lo había avisado. Se lo había advertido. No me había escuchado y se dirigió rápidamente hacía mí. La esquivé rápidamente mientras buscaba lo que ella más temía. Busqué. Sentí sus emociones, sus sentimientos más profundos y, al fin, lo encontré.
Le mostré exactamente lo que el miedo le impedía ver. Lo que ella nunca quisiese que ocurriera por nada del mundo.

Alice nos dejó a todos con la curiosidad de saber más acerca de sus dones. Estuve hablando todo el rato con Justin de lo bien que me había caído ella y él y también Matt comentaban que Jasper era el primer vampiro del Union que habían visto nunca, aparte de Justin, claro.
Caminamos, dando un simple paseo hasta nuestra casa y por el bosque, que en la noche parecía más bello de lo que era, todo cubierto por esa luz propia de la noche y que tanto me gustaba.
Justin me rodeó por la cintura, y caminamos agarrados de la mano, como a mí tanto me gustaba.
Me besó, suave y dulce, frío y muy lento, todo a la vez. Me encantaba. Simplemente, es que era perfecto. Sonreí y volvimos a caminar. Pero algo varió, y no me gustaba nada.
Una vampira. De aspecto inofensivo, pero era las que más daño hacían. No pusimos todos en posición de ataque, por si acaso. Yo me coloqué lo más próximo a ella, por si peleábamos tener ventaja. Justin negó con la cabeza y me dijo que volviéramos, pero no le hice caso y seguí mi instinto.
La chica era guapa. Su piel tostada lucía con luz propia gracias a la luna y sus ojos dorados hacían un precioso contraste. Era muy guapa, pero eso no significaba que no era peligrosa.
Tampoco hice caso a su advertencia. Me agazapé y me abalancé contra ella, no se como pudo esquivarme, nunca había fallado al pelear.
Pero de pronto mi mundo se paró por completo y dejé de respirar, aunque no me hiciese falta.
Justin a mí lado, pero a la vez lo sentía muy lejos. En el horizonte había humo, y con un aroma familiar. Me acerqué y observé lo que de verdad estaba pasando. Una hoguera, como cuando nosotros quemábamos a alguno de los nuestros y tirábamos sus cenizas…
¡No¡… Para, por favor. ¡Justin! Alguien me rodeó por la cintura mientras yo sollozaba, totalmente desconsolada, y me tapó los ojos para que no viese nada más. Pero entonces reconocí el olor, ese aroma…
Justin… Justin dime… que estás bien, por favor. Me dejó abrir los ojos. Y lo ví, con su rostro tensado por la preocupación y la agonía. Sollocé y enterré mi rostro en su pecho, aspirando su aroma, mientras me olvidaba de que la vampira de piel tostada estaba casi al lado mío.
Cariño, tranquila. Estás bien, estás conmigo. Tranquilízate. Te quiero. No podía hablar todavía, no podía entender lo que acababa de ver, no sabía ni siquiera lo que había pasado.
Trataba de imaginármelo pero una voz poco conocida interrumpió mis cavilaciones

Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 22/03/2010

Lo he avisado. Soy poderosa, mucho más que vosotros... Espera deja que te ayude.
Ella se acercó hacía nosotros. Alex tembló, no a causa del frío, si no del miedo.
A causa de eso, Matt y Kimberly corrieron a nuestro lado, pero les hice una señal para que se alejaran, no sabía cual era su don y si era peligrosa de verdad.
Besé el pelo de Alex y me adelanté a ella, quedandome delante, protegiendola.
Nadie la hacía sufrir y menos si estaba yo para protegerla.
Ni se te ocurra acercarte a ella. Me da igual lo que me hagas a mí, pero como le pase algo... te juro que no vivirás más de dos segundos para contarlo. Nunca había escuchado ese tono de voz, en la mía propia. Quizás porque nunca la había tenido que utilizar...
Soltó un gruñido, quizás había herido sus sentimientos... pero no me pararía a preguntarselo.
Embistió contra mí, pero no me tambaleé. La observé, era rápida, quizás mucho más rápida que yo, pero nunca dejaría que volviese a tocar a Alex, o lo que le hubiese echo.
Ella se paró en seco y me miró sonriente, mientras que el aire se tornaba de un color gris intenso, además olía extrañamente a algo que conocía muy bien: el aroma de la muerte.
Caminé sin rumbo, hasta que a mis pies se hayaba Alexandra, completamente sin vida y consumida por las llamas. Reconocía ese olor, ese intenso olor...
Miré a mi alrededor, sabía que esto no era cierto, pero cada vez que volvía a mirar a las llamas, era una fuerza poderosa que me golpeaba desde adentro a sabiendas que la muerte de Alex me afectaría tremendamente.
Pero en ese instante lo noté. Lo tenía que haber sabido desde el principio, pero no había estabo pendiente.
Esto era una ilusión optica, como unas de las mías, y conocía bastante bien todos sus puntos débiles.
Cerrar todos los ojos. Así no nos afectará a ninguno. Tracé precipitadamente mi plan en mi mente, mientras cogía la mano de Alexandra, tanteanto entre la niebla que había creado la nueva vampira.
¿Qué ha pasado?. La voz de Alex hizo que me concentrase más en escucharla que en ver las llamas que aún se hallaban a escasa distancia de mí.
Tranquila. No es más que una simple ilusión. Como una de las mías. No mires y no pasará nada más. Le dí un suave apretón en la mano y volví a encararme con la vampira.
Sé lo que estás haciendo. Pero eso conmigo no funciona.

Mi don nunca había fallado. Nadie había sabido lo que ocurría cuando yo utilizaba mi don, hasta hoy.
Retrocedí unos pasos. Esto no tenía ningún sentido, era la segunda vez en toda la noche que había repetido esa frase en mi interior, pero eso era lo único que me quedaba claro en todo el día: Que las cosas en este pueblo no tenían sentido. Ninguna.
El vampiro más próximo a mí, se abalanzó contra mí, pero casi no le dió tiempo, porque yo fui más lista yastuta y me escabullí por detrás, quedando a unos centímetor de su cuello.
Si sabía lo que le convenía, no se movería y me dejaría en paz. La vampira rubia gritó, y vino hacía mí, pero el otro vampiro que fue todavía más rápido fue detrás de ella y le susurró que no era lo más conveniente que también le matase a ella...
¿Matar? ¿Quién había dicho nada de matar? Me alejé del vampiro y me quedé pensativa.
¿Qué se habían creído estos? ¿Qué yo era violenta? Pero si los que bebían sangre humana eran ellos!.
Cada vez comprendía menos la mente de un vampiro, hasta tal punto que todo esto había sido nada más que un absurdo mal entendido.
Ellos me observaron, todavía en posición de ataque, yo me relajé para ver si ellos también lo harían.
Yo no quiero haceros daño. Creía que érais vosotros los que pensabais atacarme. Intenté explicarme mientras ellos se miraban y me devolvían la mirada avergonzados por haberlos entendido todo mal, ya que yo solo intentaba protegerme de un aquelarre tan interesante como ellos.

Justin dió unos pasos hacía atrás hasta encontrarse de nuevo a mi lado. Le miré con cuidado, como encontrase algún rasguño, esa vampira lo iva a pagar muy caro y conocería lo poderosa que llegaba a ser Alexandra BlackHeart.
Apoyé mi cabeza en su hombro, asumiendo que estaba sano y salvo. Suspiré sin apartar la vista de esa vampira, que nos miraba como si fueramos algún animal de un circo, ¿Tan raro era por aquí que unos vampiros que bebían sangre humana estuviesen casados?
No lo comprendía, y cada vez era más díficil no enfurecerme cuando me cruzaba con la mirada llena de curiosidad de aquella misteriosa vampira.
Aunque no pensaba enfadarme, ni siquiera después de haber visto como... Justin moría a mis pies, quemado, pero todo formando parte de una ilusión óptica. A partir de ahora odiaba las ilusiones ópticas ...
Dí un paso hacía delante de forma vacilante, deshaciéndome del abrazo protector de Justin.
Todos me miraron, en el rostro de Kimberly se reflejaba claramente la sorpresa y el miedo, pero rápidamente cambió a su cara de << ¿Qué haces? Estás loca, vuelve ahora mismo al lado de Justin >>
Juraba fielmente que había oído esas palabras provenientes de Kim, pero no estaba segura y sus labios no se habían movido para decirme nada. <<Una imaginación tuya, Alex>> Bueno ahora lo tendría claro. Me estaba volviendo paranoica, total y definitivamente paranoica.
Y más con lo que pensaba hacer ahora mismo...
Hola. Perdona, pensábamos que estabas buscando pelea y por eso hemos atacado. Lo sentimos. Había que joderse con la vampira.
Era ella quien me hacía pasar el peor rato de mi existencia y encima me tenía que disculpar yo. <<Pero todo esto es por una buena causa, recuerdalo Alex. Esto solo es con fines sociales. !Que necesitamos tener más compañía vampirica!>>. Genial. Que fácil era pensarlo y que difícil era hacerlo...
Mmm... bueno será mejor que me presente, yo soy Alexandra BlackHeart. Y ellos son Jung Young, Matt Strasser y Kimberly BlackHeart.Le tendí la mano al presentarme. Sonreí a cada uno a medida que decía sus nombres y también para que se relajarán. Mientras tuviésemos mi "don" para relacionarme con la gente no hacía falta preocuparse de nada. Sonreí con más ganas hacía Justin, que se le veía desconfiado hacía ella.
¿Y tú eres...
Aparte de la vampira que ha querido matar a la mitad de mi familia, claro. Añadió Matt desde lejos y muy bajo, sin querer que nadie lo escuchase. Todos lo escuchamos a la perfección, por eso le echamos una mirada asesina. Estábamos muy bien compenetrados, lo hacíamos todo a la vez, parecíamos que nos leíamos la mente...
Observamos a la vampira, esperando que no se hubiese dado cuenta del pequeño comentario de Matt. Auqnue era casi imposible no haberlo escuchado, gracias a nuestro perfecto oído vampirico...

Miré por encima del hombro de Alexandra a ese tal... Matt, dando por alto su comentario, pero sonriendole irónicamente.
Como si creyese que no me iva a enterar. Ja!. Yo me enteraba de todo y más, si también lo sentía gracias mi don.
Dí un suave apretón a la mano de Alexandra y me presenté con una bonita sonrisa en los labios.
Hola, bueno yo soy Aisha Banlog. Estreché su mano y luego volví a mirar a todos los que estaban a su espalda para perdirles disculpas. Yo tampoco me había comportado muy bien. Y en parte había sido mi culpa que todo se hubiera descontrolado un poco.
Lo siento. Yo tampoco he reaccionado bien. Debería haber estado más atenta a vuestras intenciones. Ninguno teníamos la culpa. Pero nuestra naturaleza hacía que nos comportasemos de esa forma y que reaccionaramos rápidamente.
¿Sois un... aquelarre?. Pregunté intrigada. Alexandra sonrió y asintió entusiasmada. Estaba conociendo sus pensamientos en este mismo instante. No eran muy buenos hacía mí, pero lo único que ella quería era hacer amigos. Cosa que a mí también me hacía falta. Y además yo no tenía permiso para leer sus pensamientos, pero no lo podía remediar necesitaba saber cuales ivan a ser sus reacciones y su próximas palabras.
¿Tiene algo de raro que seamos un aquelarre, Aisha?.
Oh, no. Simplemente era que me parecía extraño haberme encontrado con más vampiros por aquí. Pensé que este sitio estaba bastante alejado y que no encontraría problemas... Y con lo de 'problemas' me refería a ellos. Aunque nunca ivan a saber de qué estaba hablando porque no le dí importacia y sonreí para que viesen que era totalmente amable con ellos.
Alexandra me volvió a sonreír. Ella parecía que era la líder, la que hablaba mejor de todos o la que nunca perdía los nervios al hablar con un desconocido, pero no estaba segura del todo, puesto a que... Justin, también lo parecía.
Se lo tendría que preguntar más tarde. Porque quería establecer amistad con ellos. Así tendría compañia durante mi estancia en este pueblo.
¿Tienes una residencia permanente aquí, Aisha? Preguntó Kimberly que se acercaba con paso indeciso hacía mí. ¿Tanto miedo daba una sola vampira?. Cada vez entendía menos a los de nuestra especie...
No. Me alojo por unos meses en un hotel. Voy recorriendo cada sitio, cada lugar y nunca me he parado para comprarme una casa. Kimberly miró a Alexandra, y viceversa. No quería meterme demasiado en sus pensamientos, pero el camino que estaban tomando no me gustaba mucho. Aunque sabía que sería conveniente si quería tener amigos con los que hablar y no vivir tan solitariamente como lo había echo hasta entonces.
¿Qué te parece si te quedas a vivir con nosotros el tiempo que estés aquí? Tenemos sitio de sobra en nuestra casa y no nos importaría, ¿Verdad, chicos?.Ellas miraron hacía Justin y Matt. Que en vez de asentir o decir un simple 'vale', soltaron un soplido, a la vez.
Nosotras nos miramos y nos echamos a reír.
Parece que no les gusta la idea... Mejor en otro momento, ¿No?. Susurré timidamente. Ellas negaron con la cabeza.
Vente con nosotras. Ellos ya se acostumbraran. Además, no pensamos dejar a uno de los nuestros en un sucio hotel, donde no pueda salir por culpa de la luz solar, ¿Verdad, hermana?. Alexandra asintió con rapidez. ¿Que curiosidad tenían ellas por conocerme mejor?. Aún no lo sabía pero lo conocería muy pronto.
Vale, está bien. Pero espero no molestar y... gracias por dejar que me quede con vosotros después de lo que he hecho. Volví a disculparme. Me estaban cayendo muy bien y no quería que se estropease por culpa de nuestro primer encuentro.

Le miré sonriente. Parecía buena persona y a mí me bastaba si no volvía a utilizar su don conmigo nunca más. Jamás.
Vale entonces decidido. ¡Vendrás con nosotras! Casi grité de tan estusiasmada que estaba.
Nunca había comprobado como sería vivir con alguien que no formara parte de mi familia. Y Aisha era una oportunidad muy buena para desaprovecharla.
La abracé amistosamente y luego lo hizo Kim. Parecía alegre también por tener una nueva compañera de casa, y aunque nosotros no usaramos la mitad de las habitaciones, porque no nos hacía falta, Aisha podría quedarse en la habitación de invitados y ahí podría deshacer las maletas...

Por cierto... Murmuré de repente al acordarme. ¿Y tus maletas?
Ella rió cuando me paré en mitad de la pequeña pradera, desconcertada porque no había traído maletas.
Están en mi coche. Son cinco y abultan demasiado, por eso las he dejado allí. Está aparcado a unos poco kilómetros de aquí, donde empieza la carretera norte. Ahora tendré que irlas a buscar y también traerme mi coche. Sonreí, Kimberly abrió los ojos de par en par y los chicos suspiraron al escuchar la cantidad de maletas que traía.
Kimberly dió un pequeño grito y Aisha le miró.
Es de las mías. ¡Bien! Solté una carcajada, ahora era Aisha la que me miraba desorientada, al parecer no entendía lo que acababa de decir Kim.
Te lo explicaremos todo más tarde, cuando hayamos organizado la casa y podamos hablar tranquilamente. ¿Vale?. Dije con una bonita sonrisa pintaba en los labios.
Estábamos a punto de llegar a la zona de los árboles,donde echaríamos a correr hacía nuestra casa, pero se me ocurrió una idea genial.
¿Una carrera? Todos asintieron y dijeron que sí.
Y a mí señal salimos corriendo para llegar cuanto antes a casa. Eso era una tontería, y lo sabía, porque sin duda, yo era la más rápida, pero quería comporbarlo por si Aisha era mucho más rápida que algunos de nosotros...