- ¿Y si te vas de mi lado, Alice?

Llegamos a casa en unos minutos, dada la velocidad a la que Alice conducía.
Menos mal que hacía falta algo más que un simple accidente de tráfico para acabar con nosotros, porque si no Alice hubiese tenido muchas posibilidades de acabar muerta por culpa de la velocidad a la que siempre conducía.
Nos bajamos del coche con rapidez y lo cerró tranquilamente mientras yo me dirigía hacía la puerta. Para cuando se dio la vuelta, yo ya estaba esperándola con la puerta abierta para ella, como un buen caballero sureño.
Se rió, con aquella risa tan inocente y llena de vida que tanto me gustaba, e hizo una pequeña reverencia al entrar en casa para agradecérmelo. Ambos nos reímos al recordar los modales de nuestra época, a la que siempre habíamos pertenecido pese al paso de los años.
Nos sentamos en el sofá del salón y le pregunté si quería empezar a buscar información sobre su familia.
Nos sumimos en un silencio incómodo, ya que sabíamos que si él no estaba muerto, y era uno de los nuestros, probablemente la estaría buscando. Y si eso pasaba, no tenía muy claro como seguir viviendo si Alice no estaba conmigo.
Ella asintió poco convencida, todo el rastro de sonrisa se borró de sus labios, dando paso a una expresión de indiferencia, aunque sabía que por dentro le asustaba el hecho de saber algo más acerca de ella misma.
Me levanté y cogí el ordenador. Quizás a Alice se le dieran mejor los ordenadores, pero yo sabía por donde empezar, así que sería fácil encontrar lo que buscábamos.
Me senté de nuevo a su lado y encendí el ordenador. Los registros de defunciones eran públicos, así que sería fácil buscar un solo nombre. Fácil y muy sencillo.
Tecleé su nombre, cambié el año en el que había vivido y también el país. Apenas un solo segundo después, apareció en la pantalla un único mensaje. <<Nombre no encontrado>>.
Probé de nuevo, esta vez cambié el año. Nada. No existía, y eso solo significaba una cosa...
No me iba a rendir tan fácilmente. Lo intenté otra vez, mientras Alice se tensaba a mi lado cada vez más.
Al cuarto o quinto intento me dí por vencido y miré a Alice, que observaba atentamente la pantalla sin ni siquiera pestañear.
No dije nada, no hacía falta hacerlo, ambos estábamos pensando en lo mismo sin duda.
Esperé a que dijese algo, cualquier cosa, porque yo estaba demasiado ocupado pensado en como retenerla entre mis brazos de cualquier modo, cuando ella quisiera ir a su encuentro.
Aunque de todas formas no tenía muy claro si querer impedírselo o no, ella podía hacer todo lo quisiese, y si era feliz, a mi no me importaba nada más...

Intenté aparentar normalidad aunque tanto él como yo sabíamos que esto no tenía buena pinta. Si él no salía en el registro de fallecidos... quería decir que no estaba muerto. Y si a eso le añades los cientos de años que han pasado... Resulta imposible que esté vivo. Y si no está vivo, y no esta muerto...
<<Esto no tiene buena pinta >>. Pensé para mis adentros.
Imaginé la posibilidad de buscarlo y preguntarle todo lo que pasó, pero ¿Por dónde empezar a buscar? y lo que es peor... ¿Qué le podía decir?
<<Mira, soy Mary Alice Brandon, tu... prometida. ¿Te acuerdas de mi? >> o... <<No... no puedo irme contigo, es que como cuando me convertí en vampiro no recordaba nada... pues... me he vuelto a enamorar de un vampiro, y tengo mi propia familia, vegetariana, por supuesto. >>
No sabía que conversación me parecía más estúpida. Creo que por igual. En cualquier caso Jasper no debería ir conmigo, es más, no debería ni enterarse. Miré su rostro perplejo que intentaba sin éxito ocultar el miedo que desprendía su Don.
Acaricié su mejilla que parecía frágil y tensa, esperando que mi contacto le tranquilizara. Me acerqué a sus labios lentamente, acaricié su lengua con la mía, y nos fundimos en un incontrolable beso.
Jazz no dijo nada, esperaba a que yo tomara una decisión. Entrelazaba sus manos con las mías intentando retenerme junto a él. Yo jamás sería capaz de abandonarle. Jasper era mi vida, lo único que tenía ahora y mi razón para seguir "con vida".
Jazz... No nos preocupemos por esto ahora ¿vale? Ya tengo suficiente información de mi pasado por un tiempo. Él asintió confuso, yo nunca dejaba las cosas a medias, y no pensaba hacerlo. Pero debía esperar a que estuviéramos toda la familia unida de nuevo para que Jasper no se diera cuenta y así podría acabar el rompecabezas de mi pasado.
Ahora tenemos que reconstruir la familia, ¿entendido?Pero... ¿Cómo vamos a hacer eso si no podemos vivir en nuestra casa? Ed nos lo tiene completamente prohibido... aunque nosotros estamos aquí y ella no sabe nada...
Levanté la mirada hasta los brillantes ojos caramelo de Jazz buscando alguna clase de respuesta.
¿Qué hacemos?

A veces tenía la sensación de que había cosas que se me escapaban de las manos, pese a poder concentrarme en miles de conversaciones a la vez o ser capaz de pensar con mucha más agilidad que cualquier humano, pese a todo, siempre se me escapaba algo que me importaba demasiado como para no darme cuenta de que así era.
Esa sensación me había acompañado desde la primera vez en que Alice me había hablado de que sabía algo más acerca su pasado. Pero esta vez era peor, mucho peor, porque sabía que Alice nunca se daría por vencida, sobre todo si era un tema tan importante como ese. Jamás lo había echo y esta no iba a ser esa primera vez.
Esa sensación era lo único que tenía para darme cuenta de que Alice se podría ir, y se podría ir para siempre...
Ese último pensamiento hizo que me moviese incómodo en el sofá y que le rodease los hombros con mi brazo instintivamente, como un acto reflejo al pensar que se pudiese ir.
Sus palabras apenas me llegaban en un susurro, quería dejar de buscar información y apenas acabábamos de empezar. Podría ser mentira o tal vez lo decía en serio, si ella quería dejarlo no sería yo quien se lo impidiese. Cerré el ordenador y lo dejé que se apagase lentamente encima de la mesa.
Me volví a girar hacía ella y la miré detenidamente. Me concentré en apreciar cada pequeño detalle que se me hubiese escapado antes, aunque eso fuese practicamente imposible. Sus ojos dorados emitían un pequeño destello al hablar sobre volver a reunir a nuestra familia, sus labios se convirtieron en una mueca al pensar en Edward y con un suspiro se apoyó en mi hombro, buscando una respuesta. Me quedé inmóvil y respiré su aroma mientras pensaba en estos pequeños momentos que lo significaban todo para mí, porque sabía que sin momentos como este a veces ninguno de los dos sabría muy bien como poder seguir viviendo.
Suspiré mientras la estrechaba contra mi pecho pensando en la respuesta que no tenía.
No lo sé, Alice. Tal vez estaría bien que le hiciéramos caso de vez en cuando y nos fuéramos cuanto antes de aquí. Sus ojos se encontraron con los míos, estaba claro que esa idea no le gustaba en absoluto.
Bueno... quizás regresen ellos, como hemos hecho nosotros. Otra vez esa mirada, sabía tan bien como yo, que no se iban a mover de donde estuviesen, porque al menos los demás si que escuchaban a Edward.
Vale, puede que lo mejor sea que hablemos con ellos por teléfono y les pidamos que vuelvan... Susurré sin pensar cual sería su próxima respuesa.